El tráiler comienza con una imagen premonitoria: una fábrica de juguetes incendiada a las afueras de Nueva Orleans, donde algo antiguo se agita bajo las ruinas. Un sacerdote susurra una advertencia en latín. Llega una caja sin marcar. Dentro, una muñeca con un vestido blanco inmaculado, con ojos que no parpadean. Pero entonces… la pantalla se queda estática. Su inconfundible risa es la de Chucky.

Mark Hamill regresa para dar voz a Chucky con un sarcasmo mordaz, y Annabelle Wallis le dedica susurros inquietantes, cuyo silencio es más escalofriante que cualquier grito. ¿La premisa que se insinúa en el tráiler? Un intercambio de objetos malditos que sale mal: Annabelle es enviada accidentalmente a un coleccionista de artefactos demoníacos, almacenada sin saberlo junto a un muñeco de Good Guy poseído nada menos que por Charles Lee Ray. El resultado: dos espíritus malignos enfrascados en una brutal y sangrienta guerra territorial.

Lo que sigue es un montaje caótico: luces parpadeantes, cuerpos levitando, rimas infantiles transformadas en cánticos demoníacos y un momento destacado en el que Chucky apuñala una ouija mientras grita: “¡No eres el único con una secta, cariño!”.

El tono es un equilibrio perfecto entre terror y humor retorcido. Mientras que Annabelle aporta terror atmosférico y suspense sobrenatural, Chucky inyecta energía desenfrenada y humor negro. Es una fusión entre El Conjuro y Chucky, y el resultado es electrizante.

Visualmente, el tráiler es elegante y sofisticado, con espeluznantes escenas de casas de muñecas, rituales teñidos de rojo carmesí y una toma culminante de Chucky y Annabelle enfrentándose en una capilla ardiente. El eslogan parpadea en la pantalla en letra roja sangre:

“Solo una muñeca sale de la caja”.